A este café, ni el azúcar lo arregla.

En la ciudad existe una institución entre empresarios, gerentes, empelados bancarios y por sobre todo políticos, un espacio para conversar, recrear la vista o sólo para copuchar la chimuchina política. Estamos hablando del cafecito de media mañana.
Existen sendos exponentes de este espacio virtual, el que se replica en distintos puntos de la ciudad; Cioccolata, Vizzio o Francesco son de los más visitados, dueños de un espacio y café dignos de esta institución. Punto aparte es el hecho de considerarme un feligrés más de esta insigne causa.
Muy a mi pesar, esta vez no me referiré a ninguno de estos espacios, y es que cuando una costumbre tan sagrada y reconocida en nuestro país se violenta de esta forma, sólo queda lamentar y reportar.
Café Le Coin... La primera vez que visité este lugar fui con grandes expectativas.Había visitado el café de la misma franquicia en el Mall Plaza de Antofagasta y la experiencia fue bastante placentera, asíque quise emular la vivencia y decidí, luego de mirar la carta, probar el tradicional y mundialmente conocido Club Sándwich. Un mastodonte de 3 pisos en pan de molde con Pollo en filete, palta, tomate, queso, jamón y a veces un huevo. Todo coronado con papas fritas y palitos de brochetas para que no se desarme la torre. Lamentablemente la versión que me entregaron distaba mucho del original, con jamón de pavo, queso y palta, en un pan añejo, mal elaborado y desabrido como comida de hospital.
La segunda vez, acompañado por amigos de Radio Paulina nos sentamos a la mesa a esperar una entrevista programada. Todos pedimos café y para acompañar decidimos pedir una pizza. Debo admitir que la garzona nos advirtió, "No somos pizzería" creo que habría sido mucho más sensato hacerle caso a la garzona pues lo que llegó a la mesa habría horrorizado a cualquier italiano, esas mismas prepizzas que se encuentran en el supermercadopero, sin salsa de tomate, con 4 lonchas de queso gouda y 4 lonchas de jamónsándwich, algo de orégano encima y calentada en microondas, UN ASCO.
La tercera y última vez fui solo por un café ya que debo admitir que el de este lugar, lo mismo que la atención, son formidables (un grupo de garzones colombianos de muy buen trato te reciben y atienden de excelente forma),pero como un glotón es porfiado, decidí acompañar mi cortado con unos simples y humildes Top de chocolate. El producto estaba añejo, con un chocolate al borde de estar rancio y una masa de hojaldrechiclosa... nuevamente café Le Coin no me sorprendía.
Lamentablemente la tendencia está confirmando una característica. Café Le Coinno se preocupa de sus comensales,la cocina está desconectada del salón y sus dueños al parecer no hacen retroalimentación pues en otros forosgastronómicos los comentarios son incluso más lapidarios.
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