Cuando dan ganas de volver

28.03.2017

Una de las colonias preponderantes de la ciudad es la peruana. Rica en tradición, rituales y por supuesto, su comida... Hasta son dueños de su propia marca. Ese símbolo rojo con la "P" exacerbada en un círculo concéntrico representa la imagen no sólo de un país sino de una cultura, de su gente y de su tradición culinaria.

Uno de los lugares más representativos de la ciudad donde no sólo se come "a la peruana" sino que también se vive la experiencia, es la Peña "Contigo Mi Perú". Ubicado en pleno centro de la ciudad, este espacio alberga todas las tradiciones de una típica peña peruana; Un lugar atiborrado de mesas, olores penetrantes a ricas preparaciones y mucha música criolla en vivo (a un altísimo volumen), tal y como se come en los lugares populares de nuestro vecino país.

Llegué a eso de las 14:00 horas del pasado sábado al local, ya estaba atestado de gente, nos recibió una garzona muy atenta que nos entregó la carta apenas entramos. Aunque un poco desordenada para mi gusto presentaba una estructura simple. Ceviches, tiraditos y causas son los clásicos ofrecidos en las entradas. Mientras que los platos de fondo son los típicos tallarines, lomo saltado, chupes, ajies de Gallina, polladas son los estelares. Decidí probar 2 clásicos: Un ceviche mixto (no picante) y de fondo un lomo saltado con "su papita frita y su arrocito" (así me lo vendió Gloria, nuestra mesera) a esto le agregamos el aperitivo... El pisco sour con goma y limón esmeralda. Creo que el pisco era chileno pero puedo equivocarme.

Lo primero que llegó a mi mesa fue el ceviche mixto, con pescado blanco, camarones, choritos y calamar, todo esto rodeado de cebolla morada picada finamente en pluma, papa camote, choclo y la tradicional "Canchita" (maíz tostado, guarnición típica de la gastronomía peruana) todo aderezado por una leche de tigre cargada al limón y el comino.

Luego llegó el lomo. Para acompañar y maridar, una cerveza negra Cusqueña que le dio al ahumado del lomo una tonalidad especial, sabroso, ostentoso y casi exagerado, un plato que desbordaba por todos lados con cebolla morada, tomates y carne de res cortados en bocados considerables acompañados, tal y como lo dijo Gloria, con papitas fritas caseras muy bien logradas y arroz perfectamente graneado.

Destaca de esta visita no sólo la calidad en las preparaciones, sino también la atención esmerada que dan sus meseros y garzones. En mi caso, fue una agradable sorpresa conocer a Gloria quien se llevó por su puesto la gratitud de todos nosotros, y es que con una experiencia así, SIEMPRE dan ganas de volver.

6 estrellas de 7 posibles

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